miércoles, 11 de noviembre de 2015

... Y LLEGÓ LA DEMOCACA.

La vicepresidenta Soraya Sáenz Santamaría con su boquita de vallisoletano piñón, amenazó muy seriamente a los hijos de madres putas (esos chorizos que nos quieren robar Cataluña a los catalanes y al resto de los españoles) de que, al minuto de la declaración de independencia, se tomarían las medidas drásticas adecuadas. A mi, cuando una autoridad habla de medidas drásticas, me hace suponer que las medidas drásticas, son aquellas que están señaladas en el actual Código de Justicia; es este caso, la fría y húmeda mazmorra de la que una vez ocupada, se debería hacer desaparecer la llave.

Yo no voy a hacer como aquel que cortaba los testículos a cuantos paisanos encontraba  en su alocado caminar, para comprobar si tenían tres testículos, en vez de los dos que los humanos portamos como reglamentarios.

Tampoco voy a meter la mano, como hizo Tomás en las llagas de Jesucristo (¡faltaría más!) dentro de los calzoncillos de don Mariano Rajoy, para comprobar si tiene o no sus dos reglamentarios testículos, por lo general uno un poco más descolgado que el otro, entre otras muchísimas razones, porque mis manos están muy bien acostumbradas a verificar otra clase más atrayente de genitales y, porque doy por cierto que los del presidente Rajoy, están ahí, en su lugar natural, entre los muslos y a unos pocos centímetros del orificio del propio ano. 

Así que, sabemos que hay testículos en La Moncloa, pero por lo que parece, así diría mi abuelo, es que lo que no hay son ¡COJONES!.

Cojones para hacer efectivo el mandato constitucional y hacer que el Ejercito, velador de la unidad territorial de España, reduzca y encarcele a todos cuantos tienen que ver con tan atrevido desacato.
Dejar en manos del Tribunal Constitucional la solución de este grave asunto, no viene a cuento por la simple razón de que la sedición está suficientemente advertida en la Carta Magna en su articulo dos de manera indiscutible:

Artículo 2
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Aquí no caben interpretaciones ni debates en los que pudieran perder su valioso tiempo los magistrados de tan alto tribunal, aunque algunos piensen que mucho de ese tiempo lo dediquen a tocarse los... ; aquí, lo que se necesita es a alguien (un Jefe del Estado con la autoridad que se le supone al cargo) que obligue a los insurrectos, a la obediencia a las normas vigentes que ordena la convivencia nacional.

Esto de Cataluña (el problema montado por cuatro hijos de puta) unido a lo que (otros tantos hijos de puta) a continuación montarían desde las provincias Vascongadas, junto a lo que está en ciernes en otras provincias, nos da idea a los buenos españoles de la orfandad tan grande en la que nos han colocado todos estos demócacas de mierda.

Murió Franco y llegó la Democaca; las desgracias nunca vienen solas.

Por Eloy R. Mirayo.


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