miércoles, 4 de septiembre de 2013

LAS GANSADAS SALEN ENLAZADAS COMO LAS CEREZAS.

Doña Ana Botella, alcaldesa de Madrid, porque sí: Los juegos (olímpicos, se supone) serían una forma de crecer en nosotros mismos.

Los políticos/as españoles/as son personajes únicos en el uso de frases largas, que no dicen nada, pero que intentan hacerlas pasar por pensamientos profundos de gran inteligencia; la mayoría de las veces, sin conseguirlo.

La Excelentísima Alcaldesa de Madrid, debe saber que crecer en nosotros mismos, es crecer hacia nuestro interior; llenarnos de nosotros mismos; y eso, además de no ser práctico, de cara al exterior, es por demás peligroso para la salud. En el interior del cuerpo humano existen ciertas partes que necesariamente deben mantenerse huecas, para que se llenen o vacíen con la regularidad que su funcionamiento exige, verbigracia, la boca y su continuación -el esófago- hasta el estómago, que también, los intestinos, delgado y grueso, y los pulmones, entre otros. ¿Qué ocurriría si todos ellos se vieran obstruidos por ese crecimiento? Sería fatal, señora Alcaldesa; no podríamos comer ni beber; no podríamos respirar el aire contaminado que Madrid nos regala; y lo que es peor, ustedes, señoras y señoritas, no nos podrían recibir en su "intimidad" personal, por estar, dicha "intimidad" obstruida por ese desdichado crecimiento en ustedes mismas. Una verdadera lástima.

Con mis escasos conocimientos en medicina, adquiridos desde mi obligada participación en esa ciencia, en calidad de paciente, tendido sobre la camilla de un quirófano, a merced del frío filo de un bisturí, he llegado a la conclusión de que lo mejor que nos puede pasar siempre a las "personas humanas" es crecer hacia el exterior, para que todo su interior funcione como Dios manda.

Las gansadas salen enlazadas como las cerezas.

La excelentísima doña Ana, nos descubre un nuevo negocio, que a los ladrones de cobre, le va a encantar: la puesta en alquiler, por parte del Ayuntamiento de la Villa y Corte, de 1.560 bicicletas, para que los madrileños, y asimilados, puedan hacer uso de esos vehículos, en 120 estaciones debidamente repartidas por todo el municipio ¿Veremos a la doña y a sus colegas ir al trabajo en esas bicicletas? ¡Pues, claro que sí! Siempre que los ladrones del cobre, no se las hayan llevado con anterioridad.

Madrid no es una ciudad cómoda para viajar en bicicleta en su totalidad; hay zonas llanas o con pocas ondulaciones, por donde es cómodo pedalear; pero usar la bici para ir al trabajo, atravesando Madrid, salvando las cuestas a golpe de riñón, además de ser muy duro, puede resultar muy molesto para los compañeros de trabajo que tengan que aguantar el hedor que expele el ciclista.

Otro problema es que, a los imbéciles -ellos y ellas- que hasta ahora pasean su imbecilidad por las aceras se sumen los llamados a la bici por el Ayuntamiento, los peatones nos veremos obligados a jugarnos nuestra integridad, caminando por la calzada, disputándoles el espacio a coche y autobuses. ¿Bicicletas de alquiler? ¡Cosas de amateur, metida a profesional!

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